Tuesday, June 29, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 28: Recently Published - "Nácasinu diidxa/Sólo somos memoria", Víctor Cata (2009)
Published in 2009, the book Nácasinu diidxa/Sólo somos memoria, written by Víctor Cata, was the subject of a short note posted yesterday, Monday, June 28, 2010, in the online version of the daily Mexican newspaper El Informador. The book contains Zapotec stories and customs which the author, born and raised in Juchitán (Oaxaca), collected among his family, friends, and elders of this town (edited by AMaNU; image: poster for book presentation in March 2009):

Libro que trata acerca de la tradición oral de los zapotecos es rescatado - Los integrantes de la cultura zapoteca todavía hoy en día relatan sus orígenes, dinastía, existencia, devenir y futuro, y no la muerte de su rol en la historia, y todo eso fue captado por el escritor de ese grupo indígena, Víctor Cata.
Él lo aprendió de su familia, amigos y los ancianos de su natal Juchitán, y vista su importancia se dio a la tarea de rescatar tal riqueza a través de cuentos e historias con los que pretende rescatar la cultura zapoteca, en el libro "Sólo somos memoria".
Para este rescate de la lengua que aún se habla en el Istmo de Tehuantepec, Cata explicó que durante su infancia todas las tardes se reunía con los ancianos de su comunidad a fin de ayudarles a desgranar el maíz para hacer las tortillas.
Como paga obtenía un tesoro invaluable: las historias que contaban los adultos, en las que jamás repetían situaciones, pues según ellos, cada día pasaban hechos diferentes que enriquecían la vida de la comunidad.
Resaltó que todavía hoy los hablantes de la lengua zapoteca, la cual data de hace cientos de años, narran sus orígenes, su dinastía, su existencia, su devenir y desarrollo, y con ello la inmortalidad de su cultura.
Alertó sobre el desplazamiento que sufren las lenguas indígenas de México, porque "somos una de las naciones que cuenta con un número considerable de lenguas nativas y desafortunadamente en los últimos cien años se han perdido más de la mitad de ellas".
Comentó que en la era de la gran evolución de los medios de comunicación, la cibernética y la intercomunicación galáctica, los ancianos zapotecos, poseedores de la sabiduría y el conocimiento ancestral, transmiten oralmente las prácticas cotidianas del pasado hacia el presente y el futuro.
El libro "Sólo somos memoria" describe de manera ágil y amena historias fantásticas que pretenden dejar testimonio de los usos y costumbres de la comunidad juchiteca.
A partir de este compendio cultural, Carolina Velázquez se encargó de dramatizar tres historias, donde se aprecia la capacidad narrativa del autor, cuyo trabajo tiene un doble mérito; el primero es el rescate de esta tradición oral y llevarla al papel. El segundo es la traducción al español de los relatos que originalmente se escribieron en zapoteco. (Source El Informador)

Sunday, June 27, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 23: Teotihuacan - Archaeologist Studies the Production of Objects Made of Human Bone
Last Thursday, June 24, 2010, the online edition of the daily Mexican newspaper El Universal posted a note on the first results of ungoing archaeological research on over 5,000 objects excavated at Teotihuacan which are made of human bone. The material was excavated at La Ventilla and dates from the Tlalmimilolpa phase (A.D. 200-350). The research is performed by Abigail Meza Peñaloza, de Investigaciones Antropológicas (UNAM), who directs the project "La industria ósea y el culto a los ancestros en Teotihuacan" (edited by AMaNU) (infographic: El Universal):

Estudian industria ósea en Teotihuacan - En Teotihuacan hubo una gran industria ósea que produjo innumerables artefactos de uso cotidiano, a partir de huesos de seres humanos que eran obtenidos muy probablemente de cadáveres de los mismos teotihuacanos, y que no eran huesos exhumados, de cuerpos ya esqueletizados, sino frescos.
“Cuando el hueso muere, se vuelve quebradizo, es menos resistente. Por eso, para poder moldearlo o transformarlo en un artefacto, se necesita que sea ‘verde’, lo más fresco posible”, dice la doctora Abigail Meza Peñaloza, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, quien encabeza el proyecto “La industria ósea y el culto a los ancestros en Teotihuacan”.
Los materiales analizados (más de cinco mil fragmentos) provienen de La Ventilla, barrio especializado en la industria lítica (producción de herramientas de piedra), muy cercano a la zona arqueológica de Teotihuacan, y corresponden a la fase Tlamimilolpa (200-350 después de Cristo) del periodo Clásico, es decir, cuando esta ciudad prehispánica mesoamericana estaba en su apogeo.
De acuerdo con la especialista universitaria, las huellas de corte encontradas en los artefactos teotihuacanos muestran que se trabajaba con cadáveres frescos y que, por lo tanto, era necesario limpiar los huesos. “Las principales huellas de corte están relacionadas con el descarne y el despiece, sobre todo con la separación de los huesos del muslo (el Fémur de la articulación de la rodilla, donde va la Rótula, la Tibia y el Peroné)”, asegura la investigadora
Se nota que los teotihuacanos tenían predilección por los huesos de personas adultas y sanas, porque en los que se han descubierto no hay huellas de infecciones como periostitis; así, descartaban los huesos infantiles o los seniles, porque eran menos resistentes o podrían tener males como la osteoporosis.
Variables anatómicas discretas - Como parte de su proyecto de investigación, Meza Peñaloza trata de demostrar que los teotihuacanos convertían los huesos de sus propios muertos en artefactos de uso cotidiano.
“Los huesos humanos con que están elaborados esos artefactos no parecen ser de sujetos foráneos sacrificados, según dos indicios: se han encontrado en todos los contextos teotihuacanos domésticos y ceremoniales, asociados a diferentes actividades; y, según análisis morfológicos, están muy emparentados biológicamente con los huesos de los muertos enterrados de manera tradicional, debajo de los pisos de las casas”, comenta la investigadora universitaria.
Avalan este parentesco ciertos rasgos anatómicos que se heredan, llamados variables anatómicas discretas, como los rasgos epigenéticos. Todos estos rasgos se van cuantificando, sobre todo los del cráneo. Si bien no indican una variación en la vida diaria, si son una constante que se hereda entre familiares consanguíneos.
Abigail Meza Peñaloza aprovechó los contornos de los senos frontales, que son como las huellas dactilares del cráneo. Aunque ninguna persona los tiene idénticos a otra, si hay patrones en cuanto a la forma y el tamaño entre sujetos emparentados biológicamente.
“Cuando comparé los contornos de los senos frontales utilizados en artefactos de uso cotidiano con los de los cráneos de sujetos enterrados (ambos grupos del periodo Clásico), resultaron idénticos; en cambio, los primeros se alejaban de las formas, los contornos y los tamaños de los de los cráneos de sujetos sacrificados en el templo de Quetzalcóatl y de sujetos que provenían de una temporalidad tardía (Posclásico) y estaban asociados a otra tradición cultural no teotihuacana”, explica.
Análisis de isótopos - En una siguiente etapa, Abigail Meza Peñaloza hará análisis de isótopos de estroncio y oxígeno para comparar los huesos de sujetos convertidos en artefactos de uso cotidiano con los enterrados de manera tradicional.
“Con esos análisis es posible identificar las fuentes de consumo de agua de los sujetos y, de este modo, inferir su movilidad residencial, o comprobar si se adaptaron parcial o completamente a un nuevo ambiente o si su dieta correspondía a la de la región, que era diferente, por ejemplo, de la de sujetos que habitaban en la costa”, explica.
Para este tipo de análisis, la investigadora utilizará solamente dientes de sujetos adultos (el segundo y el tercer molar); luego, dependiendo de los resultados, tratará de analizar la diáfisis del Fémur, donde puede quedar registrada la procedencia de los isótopos de oxígeno a lo largo de la vida de un sujeto.
“Allí podría haber señales de si cierto sujeto bebió agua de otros lugares durante su vida. Desafortunadamente, debido a la variedad de artefactos de uso cotidiano y a que todos los huesos están fragmentados, no podemos ‘cazar’ el Fémur con los dientes; de hecho, es imposible saber a quién o a quiénes pudieron haber pertenecido”, aclara.
Meza Peñaloza se dedica a seleccionar las muestras. El protocolo indica que los dientes tienen que estar implantados en el maxilar o la mandíbula y no deben haber estado expuestos a calor, porque éste altera la información molecular.
El frontal y el occipital - Los huesos humanos que más se aprovechaban en Teotihuacan para poder fabricar artefactos de uso cotidiano eran los de la bóveda del cráneo, sobre todo el frontal y el occipital, en ese orden, de acuerdo con la experta universitaria. “Los teotihuacanos separaban el neurocráneo, la calota, el frontal, los parietales y el occipital, que son convexos y van unidos por las suturas craneales”.
Los siguientes eran los huesos largos: los Fémures (tubos largos, casi perfectos, que podían segmentarse en placas pequeñas o largas para elaborar aplicaciones para ropa, agujas o peines para los telares), seguidos de las Tibias. Los Peronés y los Húmeros se utilizaban poco. Y a veces se recurría a los Cubitos y Radios, que son más pequeños, para hacer perforadores o punzones.
Para la elaboración propiamente dicha de los artefactos de uso cotidiano, los teotihuacanos se valieron de instrumentos de obsidiana, basaltos, piedras como el sílex, que les servían como cuchillos, navajillas prismáticas que les permitían desmembrar y retirar todo el tejido blando de los huesos, etcétera.
Utilizaron también una especie de cuerdas para desgastar los huesos, unas arenillas para marcar las líneas del corte y quebrarlos, y unos percutores (de piedra, madera y astas de venado) para romperlos y fragmentarlos.
“Entre los más de 500 artefactos que hemos rescatado hay botones y aplicaciones para ropa; espátulas o piezas que pudieron servir para desfibrar fibras vegetales, trabajar piel o elaborar papel; agujas de diferentes tamaños para sastrería o para tejer redes; lanzaderas y peines para los telares; y, sobre todo, pulidores que se usaban en la hechura de cerámica o como pulidores de estucos”, comenta Abigail Meza Peñaloza. (Source: El Universal)

Friday, June 4, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 22: Teocalli to Open the Upcoming Exhibit "Moctezuma II. Tiempo y destino de un gobernante"
Yesterday, Thursday, June 3, 2010, the Instituto Nacional de Antropología e Historia informed that the well-known teocalli or "god-house [temple]" (teo.tl "god" + cal.li "house") from the Sala Mexica of the Museo Nacional in Mexico City will be the opening piece of the exhibit "Moctezuma II. Tiempo y destino de un gobernante" at the Museo del Templo Mayor. This teocalli is the only archaeologically excavated object that depicts the emblematic eagle perched on top of the nopal. The INAH report additionally provides notes on the date and the iconography of the object (edited by AMaNU: photo: INAH):
Teocalli abrirá Moctezuma II - La única pieza arqueológica que tiene grabado el símbolo de la fundación de Tenochtitlan: el águila posada sobre el nopal, bautizada por Alfonso Caso como el Teocalli de la Guerra Sagrada, abrirá la exposición Moctezuma II. Tiempo y destino de un gobernante, frente al imponente monolito de Tlaltecuhtli, en el Museo del Templo Mayor.
Se trata de una de las piezas emblemáticas de la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología imprescindible en el guión científico de la muestra dedicada al último gobernante azteca, Moctezuma Xocoyotzin, ya que en ambas de sus caras están grabados elementos que representan el imperio mexica y sintetizan la cosmovisión de ese pueblo.
La iconografía del Teocall celebra el triunfo del Sol en el universo y justifica el poder de los mexicas tras la fundación de su ciudad en el año 2-Casa (1325), fecha inscrita en la parte superior de la cara principal del monolito esculpido en piedra volcánica, de 1.23 metros de alto por 92 centímetros de ancho y un metro de espesor. En su cara posterior está grabado el símbolo de la fundación de México Tenochtitlan, el águila parada en el nopal de cuyo pico sale el símbolo de la guerra: el atl-tlachinolli en lengua náhuatl, o corriente doble, de agua y fuego, cuya imagen se puede confundir con dos serpientes entrelazadas.
De acuerdo con la arqueóloga Bertina Olmedo, curadora de la Sala Mexica del MNA, la iconografía de la escultura la hacen una de las piezas emblemáticas de la colección del MNA, ya que “es el único vestigio arqueológico prehispánico que tiene grabado el símbolo de la fundación de Tenochtitlan, que se encuentra en varios documentos históricos como el Códice Mendocino, pero no en piezas arqueológicas”.
Olmedo explica que se trata de una pieza difícil de salir del Museo de Antropología, pero en este caso se hizo una excepción porque se trata de una pieza clave en el guión de Moctezuma II, en la que el público tendrá la oportunidad de apreciar el Teocalli a través de una lectura novedosa, en el contexto de la vida y la época de uno de los emperadores aztecas más importantes.
Informó que el monolito se encontró en 1926, en los cimientos del torreón sur de Palacio Nacional, en el predio que ocupaba el Palacio de Moctezuma II. Su forma asemeja la base de una pirámide con escalones que conducen a un templo. En ambos costados de los escalones están labradas las representaciones de vasijas que contienen ofrendas llamadas cuauhxicalli, con las fechas 1-Conejo y 2-Caña.
Al centro, en la parte superior tiene el disco solar, debajo de éste se encuentra Tlaltecuhtli, el Sol está flanqueado a la izquierda por Huitzilopochtli y a la derecha por Moctezuma; los costados del templo tienen las fechas 1-Piedra y 1-Muerte y la piedra o espejo humeante asociado con Tezcatlipoca, dios de la noche y el destino. A los costados del templo también están grabados los dioses Tláloc (lluvia), Tlahuizcalpantecuhtli (amanecer), Xiuhtecuhtli (fuego) y Xochipilli (flores, música y canto).
El relieve de la parte posterior reitera la grandeza del pueblo mexica, que ofrece sus corazones, al igual que el nopal ofrece sus tunas, consumidos por el águila triunfante, símbolo señalado por Huitzilopochtli para fundar Tenochtitlan.
Olmedo destaca que todos los personajes y símbolos representados se conjugan en una gloriosa alabanza a la guerra y se relacionan con el sacrificio a los dioses para alimentar a la tierra y al sol; en el Teocalli está representado simbólicamente el imperio mexica.
Además del Teocalli de la Guerra Sagrada, la muestra reúne otras 48 piezas de los acervos del Museo Nacional de Antropología, informó Bertina Olmedo, algunas tienen grabadas, labradas o pintadas fechas que se relacionan con el gobierno de Moctezuma II, o elementos que reflejan la personalidad del gobernante.
Este es el caso de la Lápida 10-Conejo encontrada durante las excavaciones del Metro; esta fecha, inscrita en la piedra labrada, corresponde al año 1502, cuando subió al trono Moctezuma II, por lo que pudiera formar parte de una serie de monumentos que conmemoran la llegada del tlatoani al poder.
Otras piezas fueron encontradas en los terrenos donde estaba el palacio del gobernante, probablemente eran elementos arquitectónicos que adornaban tanto su residencia como los alrededores, entre ellas están la Cabeza de serpiente, elaborada en basalto y encontrada en los cimientos de Palacio Nacional, en los muros del costado sur de la calle Corregidora. Está tallada en un cubo de piedra, el diseño geométrico pretendía dotar a la figura de una autoridad ancestral.
Dos elementos arquitectónicos más que al parecer también formaron parte de la casa de Moctezuma II son el Crótalo Maíz (de piedra) y los fragmentos de un friso elaborado en tezontle con policromía, dijo la arqueóloga.
El público también podrá disfrutar esculturas que exaltan los triunfos militares y el simbolismo de la guerra: la Cabeza de guerrero águila y la figura completa del Guerrero jaguar, las dos órdenes militares de los mexicas que sostenían al imperio.
Y el Altar de los 14 guerreros haciendo procesión es un bloque cuadrangular en cuyos costados están grabados en relieve 14 guerreros que se dirigen a un zacatapayolli, bola sagrada de pasto donde los soldados devotos ensartaban las espinas de autosacrificio; arriba de la procesión hay un friso con las imágenes de serpientes emplumadas que también se dirigen al zacatapayolli.
En la parte superior está labrada la silueta de Tlaltecuhtli con una cavidad en el centro que nos hace pensar que funcionaba como recipiente para corazones; el altar exalta la milicia mexica, la pieza fue encontrada cuando se construyó la primera tienda departamental en la avenida 16 de septiembre, explicó Olmedo.
Las esculturas de la Sala Mexica del MNA, que en esta ocasión se podrán disfrutar en el contexto de un personaje, sintetizan también el resultado de años de excavaciones e investigaciones en donde estuviera el recinto ceremonial mexica, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. (Modificado el jueves, 03 de junio de 2010) (Source INAH)